El mundo de la Fórmula 1, usualmente centrado en la adrenalina de la competencia y la precisión de la ingeniería, ha sido testigo de un momento de profunda alegría personal para uno de sus máximos exponentes. Max Verstappen, el aclamado piloto de Red Bull Racing, se encuentra viviendo una nueva y emocionante etapa en su vida: la paternidad. La escudería austriaca anunció el jueves la ausencia de Verstappen en su jornada de prensa previa al Gran Premio de Miami, revelando el motivo de tan significativa falta: la inminente llegada de su primer hijo junto a su pareja, Kelly Piquet.
La buena nueva se confirmó en la mañana del viernes, cuando la pareja compartió a través de sus cuentas de Instagram la feliz noticia del nacimiento de su hija, a quien han llamado Lily. La llegada de la pequeña ha llenado de dicha al joven piloto, marcando un hito trascendental en su vida personal, más allá de los éxitos cosechados en la pista. Tras el emotivo momento del nacimiento y los primeros instantes junto a su recién nacida y su pareja, Verstappen demostró su compromiso profesional al regresar a Miami para afrontar el fin de semana de carreras.
Sin embargo, antes de enfundarse el mono de competición y subirse al RB21, el piloto neerlandés atendió a los micrófonos de ESPN, compartiendo la profunda emoción y el impacto emocional que ha significado para él convertirse en padre. “Tuve la oportunidad de pasar unos días con ellos después del parto. Fue genial. Nunca se sabe qué esperar, pero lo disfruté mucho; fue un momento muy especial”, dijo Verstappen. Él utilizó las expresiones. ¡Ya soy una especie de padre! Porque mi novia ya tiene una hija. La he visto crecer desde que tenía un año”, expresó Max Verstappen.
De hecho, tener un niño en casa no es algo del todo nuevo para Verstappen. Porque su novia Kelly Piquet tiene una hija llamada Penélope de su relación con el ex piloto de Fórmula 1 Daniil Kvyat. Penélope tiene ahora cinco años y a menudo se la puede encontrar en la casa de Verstappen.
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