Robert Kubica, añadió un capítulo glorioso a su ya notable carrera al conseguir la victoria en las prestigiosas 24 Horas de Le Mans, pilotando el Ferrari 499P Hypercar número 83 del equipo satélite AF Corse. Junto a sus compañeros Phil Hanson y Yifei Ye, Kubica se resarció de la decepción de su debut en 2021, pero la hazaña no estuvo exenta de desafíos considerables.
La carrera del coche #83 estuvo marcada por persistentes problemas de transmisión, una dificultad que los acompañó durante las 24 horas completas. Kubica no ocultó la frustración generada por esta falla mecánica. Lo que inicialmente pensaron que era un ajuste menor, resultó ser un problema estructural que demandó una adaptación constante por parte de los pilotos. “El coche estuvo mal durante las 24 horas. Desafortunadamente, todo comenzó cuando instalamos la caja de cambios de carrera. Pensábamos que era un problema de configuración, pero resultó que no era así, lo que lo hizo bastante difícil, especialmente en algunas curvas. Intentamos ayudar con el estilo de conducción, los patrones de frenado, etc., pero solo enmascararon el problema, no lo resolvieron”, detalló Kubica.
Además de las vicisitudes técnicas, la comunicación por radio también generó momentos de tensión, con una particular rivalidad en pista entre los tres vehículos de Ferrari, lo que Kubica calificó como “riesgos innecesarios” dadas las circunstancias. A pesar de estas presiones externas e internas, la resiliencia del equipo y la habilidad al volante de Kubica fueron decisivas.
Finalmente, el piloto polaco fue el encargado de llevar el distintivo Ferrari amarillo hasta la meta, asegurando para la marca italiana su tercera victoria general consecutiva en Le Mans. Un triunfo cargado de significado para Kubica, quien a sus 40 años, demostró una forma física y mental excepcional tras 35 horas sin dormir. “Fue un día realmente especial y honestamente no esperaba esta victoria”, confesó. Recordando su primera participación en 2021, que le devolvió la “sensación de niño descubriendo cosas nuevas” y la “misma sensación que cuando practicaba karts hace años”, Kubica sabía que ganar Le Mans debía ser su objetivo. Este triunfo, fruto de la tenacidad frente a la adversidad, es una prueba más de su inquebrantable espíritu competitivo.
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