La capital mexicana se encuentra en la recta final para sellar el regreso de los monoplazas norteamericanos. IndyCar tiene en sus manos toda la información necesaria para tomar una decisión favorable que traería de vuelta la categoría al país, con el Autódromo Hermanos Rodríguez como sede. Con el telón de fondo de la ausencia de NASCAR en el calendario mexicano para 2026, el camino parece despejado para que se materialice un acuerdo que lleva meses en gestación.
Fuentes cercanas a las negociaciones confirman que el equipo de IndyCar realizó una visita reciente al icónico trazado, reforzando las conversaciones con Grupo Rentable, la empresa detrás de los populares eventos Speed Fest en la capital. Esta colaboración, impulsada por la figura del expiloto Michel Jourdain Jr., ha avanzado de manera sólida, llevando la decisión a su etapa culminante. El anuncio oficial podría llegar en los próximos días, justo antes de que se complete el calendario de la próxima temporada, que se espera sea revelado al cierre de la campaña actual en Nashville.
Un factor logístico crucial que juega a favor del retorno de IndyCar a México es la estratégica planificación del calendario 2026. La serie de Roger Penske ha organizado sus primeras fechas en el sur de Estados Unidos, creando una ventana perfecta para un traslado hacia México. El itinerario incluye una parada en St. Petersburg, Florida, seguida de un nuevo circuito callejero en Arlington, Texas, a disputarse del 13 al 15 de marzo. Este movimiento estratégico deja un espacio de casi un mes antes de la carrera de Long Beach en abril, ideal para la visita a la Ciudad de México.
Los detalles finales en discusión, cruciales para el acuerdo, incluyen la selección del trazado a utilizar en el Autódromo Hermanos Rodríguez: la versión completa de Gran Premio utilizada en la Fórmula 1, o el circuito más corto de estilo NASCAR. Adicionalmente, se negocian los derechos de la carrera. Se especula con una posible alianza entre Grupo Rentable y CIE-Ocesa, los experimentados promotores del Gran Premio de México de F1. Esta asociación, aunque atípica para CIE-Ocesa, podría mitigar el riesgo económico, creando un modelo de negocio más sólido y sostenible.
El retorno de IndyCar a México no es solo un evento deportivo, es un fenómeno cultural. La presencia del piloto mexicano Pato O’Ward, quien se perfila como subcampeón de la categoría, es la principal garantía de éxito. La “Patomanía” ha encendido una nueva generación de aficionados al automovilismo en el país, atrayendo a un público masivo que, sumado a los seguidores de la vieja guardia, promete un lleno total en el Autódromo. Este entusiasmo contrasta con la reciente experiencia de NASCAR en México y subraya el inmenso potencial comercial de IndyCar, una categoría que ya tiene una rica historia en el país y que ahora está a un paso de escribir un nuevo y emocionante capítulo.
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