Las transmisiones de radio entre Lewis Hamilton y su ingeniero de carrera, Riccardo Adami, durante el reciente Gran Premio de Mónaco, han generado un revuelo considerable en el paddock de la Fórmula 1. A pesar de la visibilidad de estas comunicaciones, que algunos interpretaron como señales de tensión, la escudería Ferrari se ha apresurado a desmentir cualquier fricción significativa dentro del equipo, atribuyendo el alboroto a una amplificación mediática de situaciones comunes en la alta competición.
Hamilton, que finalizó la carrera en una discreta quinta posición, mientras su compañero de equipo, Charles Leclerc, se adjudicaba un meritorio segundo lugar, protagonizó varias interacciones radiales que captaron la atención. Estas conversaciones, que a menudo son la ventana a la presión y la intensidad del Gran Premio, fueron analizadas con lupa, sugiriendo una posible discordia o frustración por parte del siete veces campeón del mundo. Sin embargo, fuentes cercanas a la escudería de Maranello, aunque sin especificar el origen de las declaraciones, han insistido en que las interpretaciones fueron exageradas y no reflejan la verdadera dinámica interna. “¿Estás enojado conmigo?” Se notó especialmente después del silencio en la radio después de la carrera. Su pregunta recibió amplia cobertura en las redes sociales. Si bien la falta de respuesta de Adami fue notable, las respuestas tardías a algunas de las preguntas de Hamilton durante la carrera apuntaron a problemas de comunicación.
La dirección de Ferrari, por su parte, se ha mantenido firme en su postura de que la relación entre Hamilton y Adami es sólida y profesional. En un entorno donde la cohesión del equipo es primordial para el éxito, cualquier indicio de fricción interna puede ser perjudicial. “Cuando un piloto pregunta algo entre curvas, solemos responder después del túnel. Es un acuerdo para no molestarlo en las curvas. No hay tensión. Hablé con Lewis después de la carrera y no estaba enfadado”, expresó Vasseur.
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