La sesión de clasificación para el Gran Premio de Hungría dejó varias sorpresas, pero ninguna de ellas provino de la habitual posición dominante de Max Verstappen. El cuatro veces campeón mundial, que al inicio de la temporada pudo batirse de tú a tú con los McLaren, encontró en el Hungaroring un circuito que parece no congeniar con su Red Bull, un hecho que quedó patente también con la inesperada eliminación de Yuki Tsunoda en la Q1.
La frustración era palpable en las declaraciones de Verstappen tras la clasificación. “No tengo mucho que decir, mis observaciones son las mismas que ayer: sin ritmo, sin equilibrio, sin agarre”, lamentó ante Canal+, esbozando una sonrisa irónica.
El piloto neerlandés, reconoció que no había más que hacer en la jornada, y que ya consideraba un logro haber alcanzado la Q3, dado que había estado fuera del top 10 durante todo el fin de semana. “Intentaremos aprovecharlo al máximo y maximizar nuestro rendimiento, pero nos falta agarre en esta pista”, añadió, señalando una dificultad fundamental.
La situación actual en Hungría ha puesto de manifiesto una preocupante falta de entendimiento entre Red Bull y su estrella. Verstappen explicó que esta tendencia, observada incluso antes del Gran Premio, y que se remonta a los inicios del equipo bajo la dirección de Laurent Mekies, persiste sin una solución clara. Acostumbrados a una notable mejora entre las sesiones del viernes y la clasificación del sábado, el equipo de Milton Keynes esta vez no ha dado con la clave para resolver sus problemas. “Intentamos muchas cosas, pero desafortunadamente, nada resolvió nuestros problemas de equilibrio. Es difícil de explicar, hemos tenido muchos problemas con el coche este fin de semana, con falta de agarre delante y detrás. Es un misterio ahora mismo”, explicó Verstappen.
La incapacidad para identificar y corregir la raíz de estos inconvenientes es un aspecto inusual para un equipo de la calibre de Red Bull. Ante este escenario, Max Verstappen probablemente se verá obligado a depender de los incidentes en la pista o, incluso, del impredecible clima húngaro para intentar una remontada. La situación en Hungría no solo es un enigma para Red Bull, sino que también ha dejado a muchos otros equipos desorientados, lo que podría abrir la puerta a una carrera impredecible y llena de oportunidades para aquellos que logren adaptarse mejor a las condiciones.
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