Mientras el Gran Premio de Abu Dhabi acapara la atención por la intensa batalla por el campeonato mundial entre Lando Norris, Max Verstappen y Oscar Piastri, el fin de semana en Yas Marina marca un hito de profunda resonancia histórica: la despedida definitiva de la unidad de potencia Renault como constructor de motores en la F1. Este adiós cierra más de cuarenta años de historia, dejando un legado imborrable que suma un total de 23 títulos mundiales entre constructores y pilotos.
Esta retirada obedece a una decisión meditada en la cúpula del grupo francés, donde han prevalecido rigurosas razones técnicas y económicas. Tras años en los que la unidad de potencia francesa luchó por mantenerse a la altura de sus rivales, la dirección ha optado por cambiar radicalmente su filosofía y, a partir del nuevo ciclo técnico, apostará por Mercedes como cliente motorista.
El desarrollo interno de un motor de Fórmula 1 conlleva costes enormemente más elevados que la adquisición a un fabricante ya establecido y competitivo. La inversión necesaria para asegurar una Unidad de Potencia de vanguardia ya no se justificaba ante la perspectiva de obtener mejores resultados con un compromiso financiero significativamente menor. A pesar de que el tope presupuestario para motores supera los cien millones de dólares anuales, las inversiones estructurales adicionales requeridas para la competitividad total eran excesivas.
La ambición inicial de hacer de Alpine el “Ferrari francés”, en palabras de la propia Renault, ha quedado estancada, especialmente tras la transición a la era híbrida, que supuso enormes inversiones inicialmente subestimadas. La histórica fábrica de Viry, cuna de estos 23 títulos mundiales, será ahora “reconvertida” para alinear a todo el grupo Renault con el futuro de la movilidad, centrándose en nuevas tecnologías como el hidrógeno.
La conclusión es clara: la Fórmula 1 es, en este momento, la plataforma donde Alpine busca exaltar su marca, no su motor. La lógica industrial y el equilibrio económico han dictado la elección de apoyarse en Mercedes, sacrificando parte del encanto técnico que Renault aportó al Gran Circo. Desde la revolución del motor turbo en los años setenta hasta la reciente conquista de los dos campeonatos del mundo con Fernando Alonso en 2005 y 2006, y los cuatro títulos consecutivos con Red Bull, Viry ha tejido una rica historia técnica.
Para honrar esta despedida, los mecánicos han realizado un emotivo gesto: han escrito mensajes personales en la Unidad de Potencia que disputa su última carrera. Palabras sencillas, firmas y recuerdos que se han convertido en un mosaico de gratitud y orgullo, testificando el compromiso diario que marcó la vida de Viry. El Gran Premio de Abu Dhabi, por lo tanto, no solo baja el telón de una temporada, sino que clausura un capítulo de más de cuatro décadas en la Fórmula 1, dejando un profundo sabor a nostalgia. Doce títulos mundiales como motorista, once pilotos llevados a la gloria y cientos de victorias: un legado que ha causado una profunda impresión y deja una huella imborrable en la historia de este deporte.
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